Después de escuchar al Dr. Mario Alonso Puig, he sentido la necesidad de ahondar en un tema tan actual como es la tan conocida palabrita Estrés.
Estamos ante un proceso con dos mecanismos diferenciados, uno el de supervivencia y el otro el de adaptación. El de supervivencia es un mecanismo de alarma, se pone en marcha de forma esporádica y es positivo ya que nos sirve para defendernos de una posible amenaza o daño ( ejemplo cuando alguien se queda quieto para que no le atropellen). Este mecanismo nos permite por tanto ATACAR, BLOQUEARNOS Y/O HUIR. ¿Pero que ocurre cuando estos mecanismos se mantienen activados permanentemente?. El corazón trabaja cinco veces mas de lo habitual, y si esto se mantiene y pierde el carácter de esporádico puede dar lugar a arritmias, infartos, y otros problemas de corazón, así como problemas digestivos, dando lugar a colon irritable y otros patologías del aparato digestivo. Afecta también al sueño dando lugar a Insomnio, a la fertilidad en la pareja, genera malestar y dolores psicosomáticos y una serie de patologías físicas como consecuencia de esta sobreactivación. Tener activado permanentemente nuestro mecanismo de supervivencia no solo afecta y genera estos problemas físicos sino que además afecta a nuestra genética.
Afortunadamente también tenemos los mecanismos de adaptación, que ante las dificultades se comportan de una manera completamente distinta. Estos mecanismos nos han permitido evolucionar permanentemente a lo largo de los siglos. Cuando usamos los mecanismos de adaptación, estamos usando la zona prefrontal de nuestro cerebro. Esto nos permite prestar atención, ver las cosas con perspectiva, tomar decisiones pausadas y sobre todo, aprender patrones nuevos que nos permite adaptarnos a situaciones nuevas. Con ello activamos la creatividad, la memoria, la atención...
¿Porque el ser humano actual tiene activado el mecanismo de supervivencia permanentemente cuando en realidad no solo no le sirve para adaptarse sino que le ocasiona daño?. Ocurre porque generamos constantemente representaciones mentales de amenazas y respondemos a ella como si fuesen reales o físicas. Entendemos por tanto que nuestro cerebro se equivoca. ¿Pero porque? ¿cuál es la causa?. Los elementos o las claves que lo propician es múltiple: