jueves, 26 de octubre de 2017

¿Quien tiene la culpa?



 “nuestros pensamientos crean nuestras experiencias”

     Cada persona es responsable de todo lo que le sucede en la vida. Cada pensamiento que tenemos, cada palabra que decimos, crea nuestras experiencias.

     Cuando somos pequeños todo lo que creemos y pensamos de la vida lo aprendemos de los adultos que nos rodean. Cuando vamos haciéndonos mayores tendemos a recrear los ambientes en los que hemos vivido, y eso no esta bien o mal, correcto o no, solo reproducimos lo que creemos que es verdad. Vivimos en nuestras creencias, las que nos han ido haciendo lo que somos.


martes, 3 de octubre de 2017

¿Estamos locos?


   



     Aún hoy, en la era de la comunicación, de la revolución tecnológica, de los avances sociales más increíbles seguimos buscando ideales donde la razón nos dice que ya no son válidos.
     Lo que ha ocurrido estos días en Cataluña es realmente triste, reprochable, inimaginable  y sobre todo INJUSTIFICABLE.
     Seguimos tropezando mil veces en la misma piedra, y parece a tenor de lo sucedido que seguiremos haciéndolo siempre. La violencia genera más violencia, y nunca, nunca, nunca se puede justificar. La violencia consigue que quien tiene la razón la pierda, que quien antes era bueno ahora sea malo, que quien buscaba el orden ahora genere caos. Porque en el fondo la violencia es sobre todo descontrol, ruina, tristeza, incapacidad...
     La razón nos empuja a creer que estar en posesión de ella nos legitimiza para cualquier acción y no es cierto. El tener la razón, aunque yo considero que es algo que nunca se tiene del todo, debe aportar serenidad, tranquilidad y consenso. Lo que hemos visto en TV estos días, me induce a creer que todo lo que hemos visto ha estado previsto, orquestado y planificado de antemano por unos y otros. Por unos que creyeron que a través de la fuerza conseguirán reprimir un sentimiento, una idea y la ilusión de una parte importante de ciudadanos de Cataluña. Y por otros que sabían que si exponían a la fuerza a sus congéneres conseguirán legitimar moralmente lo que ideológicamente y legalmente nunca podrían hacer.
    Lo que no termino de comprender es cómo aún seguimos a falsos líderes que creen que pueden utilizarnos para seguir consiguiendo sus objetivos personales, a representantes “del pueblo”, elegidos por todos, que lejos de solucionarnos la vida, nos la complican con falsos nacionalismos y fronteras ridículas que iluso de mí llegué a creer que algún día no existirían, y sobre promesas sin fundamento de que aislados se vive mejor.
    En estos últimos cincuenta años se han ido sucediendo muchos hechos históricos que para bien o para mal han ido cambiando el panorama y el mapa político del mundo en que vivimos. Se han producido avances, mejoras y retrocesos en múltiples planos de vida ( el cambio climático y la insensatez de los gobernantes para tomar medidas que frenen nuestra autoliquidación...).
    ¿En qué mundo vivimos? ¿De verdad seguimos pensando que el lugar donde naces es importante? ¿creemos sinceramente que no pudimos haber nacido en otro lugar? y porqué no llevamos este sentimiento a la mas mínima expresión, es decir y si empezamos a luchar entre ciudades, y luego cuando consigamos la independencia, lo hacemos porque somos de uno u otro barrio. Y llegados a este punto porque no luchamos porque somos de un equipo de futbol o de otro. Ya hemos vivido luchas por religión, por ideologías racistas, por ideas de superioridad. ¿vamos a seguir luchando?.
     Me gusta pensar que algún día, nos daremos cuenta que para ser feliz y vivir el poquito tiempo que nos toca,  nada de esto es necesario. La felicidad se siente,  no se consigue, ni se obtiene. Para vivir en armonía solo es necesario disfrutar de lo bueno, respirar positividad,  controlar nuestras emociones más negativas y muy importante: VIVIR EN PAZ con quienes te rodean, sin importante quienes son, de donde vienen o que hacen.
     Me avergüenzo de lo que ha ocurrido estos días en Cataluña pero de igual manera siento tristeza por todos esos catalanes que se dejan guiar por unos pocos que tienen la cordura colgando en el cuello como si se tratase de un collar decorativo.

                                       “cuando los líderes no se ponen de acuerdo, el pueblo debe ser inteligente”