viernes, 23 de septiembre de 2016

El autismo


El autismo : sabemos realmente que és

      Hoy me he decidido a escribir sobre el autismo porque hay mucha gente que cree hoy en día que un niño autista es en cierto grado "un genio" oculto entre las sombras. Nada más lejos de la realidad. 
     El autismo empieza a manifestarse en la infancia, pero no es una alteración que afecta solo a la niñez, sino que es un trastorno del desarrollo. Se trata pues de un trastorno que afecta a todo el "desarrollo mental"de quien lo padece y sus síntomas se manifiestas en distintas edades, apareciendo unos síntomas en fases tardías y desapareciendo otros con el tiempo.

     Es desconcertante ver como estos niños, con  una buena educación,  pueden llegar a ser capaces de integrarse, pero lo más llamativo en este trastorno, es que si consideramos que el fin del desarrollo mental humano cristaliza con la madurez, el autista nunca lo consigue. A pesar de que es capaz de madurar fisicamente, dominar ciertas habilidades e incluso adquirir muchos conocimientos, su existencia sigue siendo limitada y anormal porque sigue existiendo una incapacidad.
     Al contrario de lo que se cree popularmente, el autismo tiene una causa biológica, por tanto es consecuencia de una disfunción orgánica, aunque no podemos excluir evidentemente causas psicológicas dinámicas. Como en todo trastorno de desarrollo es importante considerar siempre factores orgánicos y ambientales.
     Entre las principales causas biológicas, que generalmente no están aisladas y que implican una cadena de causas que generan daño y con ello una interrupción del desarrollo podemos encontrar:
- signos de daño cerebral: un tercio de los adolescentes autistas tienen ataques epilépticos
- signos neurológicos: anomalías electroencefalograficas, nistagmus anormales, persistencia anormal de ciertos reflejos infantiles y movimientos estereotipados.
- durante el desarrollo fetal anomalías en las huellas dactilares de manos y pies.
     Y así un sinfín de anomalías o disfunciones. A pesar de ello la medicina esta lejos de encontrar una solución médica que remedie este trastorno ya que todos los estudios realizados no dan razones para concentrar la atención en ninguna de las áreas del cerebro en particular. Las investigaciones más actuales intentan detectar a nivel cerebral daños en los sistemas dopaminergicos del cerebro o niveles elevados de serotonina en las plaquetas de la sangre, aunque tristemente estamos dando palos de ciego en un mundo de sombras.
      La realidad es que en muchas cosas estamos empezando a caminar en busca de soluciones o alternativas que nos hagan la vida más fácil. El avance en las tecnologías nos va a aportar a buen seguro pistas, indicios y nuevos caminos que tendremos que andar. Lo que está claro es que mientras exista vida habrá esperanza como nos decían nuestros mayores y es ahí donde se fundamenta, en la esperanza, el porvenir del universo.



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