Hoy he querido escribir
algo sobre este tema tan de actualidad y tan triste. La violencia, no se justifica en ningún
caso, pero es lamentable que se dirija en especial a la mujer por el mero hecho de serlo.. Si con este artículo consigo llegar a mujeres que estén
pasando por este calvario y les puedo ayudar, habrá valido la pena haber dedicado
unos minutos de mi tiempo.
Lenore Walker definió́ el Ciclo de la violencia a partir
de su trabajo con mujeres, y actualmente es el modelo más utilizado por los
profesionales.
El ciclo comienza con una primera
fase de acumulación de tensión, donde la victima percibe claramente como el agresor va volviéndose
cada vez más susceptible, respondiendo con más agresividad y encontrando
motivos de conflicto en cada situación.
La segunda fase supone el estallido
de la tensión
acumulada, donde aparece la violencia de una forma clara y evidente, dando
lugar a la agresión.
La tercera fase, conocida como la luna
de miel, el
agresor pide disculpas a la víctima e intenta mostrar el gran arrepentimiento
que siente mediante regalos y múltiples regalos. Esta fase va reduciéndose con
el tiempo, siendo cada vez más breve y llegando a desaparecer. Este fase de
arrepentimiento, es la que mantiene la ilusión del cambio y puede ayudar a
explicar la continuidad de la relación por parte de la mujer en los primeros
momentos de la misma.
Este ciclo pretende explicar la situación en la que se
produce la violencia física dado que la violencia de tipo psicológico no
aparece de manera puntual sino a lo largo de un proceso que pretende el
sometimiento y el control de la pareja.
¿Qué tienes que hacer ante una
situación de maltrato?
ANTES:
Concertar
con las personas que vivan cerca de la persona maltratada, una señal para que
llamen a la policía cuando necesite ayuda.
Enseñar
a sus hijas e hijos a protegerse.
Informar
a sus hijas e hijos de las personas a quién tienen que llamar para pedir ayuda
en momentos peligrosos.
DURANTE:
Protegerse
las partes sensibles del cuerpo como la cara y la cabeza.
Intentar
permanecer fuera del alcance de su agresor: encerrada en una habitación, que
tenga una ventana para escapar, o un teléfono para pedir ayuda.
Irse
a casa de una vecina o amiga, llevándose a sus hijos e hijas. Cerrar las
puertas de la casa si el agresor ha salido.
Hacer
todo el ruido que pueda para llamar la atención del vecindario o de la gente
que pasa por la calle para que puedan acudir en su ayuda.
DESPUÉS:
Anotar
en un cuaderno, con todos los detalles posibles las situaciones de violencia
vividas y los datos de personas que hayan sido testigo.
Guardar
todas las pruebas que pueda: armas utilizadas, objetos que fueron destruidos,
ropa destrozada o con sangre.
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